jueves, 26 de febrero de 2009

RAUL

"Cuando la Humanidad pierde la capacidad de descubrir virtudes, se confunde descubriendo habilidades"
Nicolas Cavern. (Introduccion al coito.1958.Ed. Repeluz.)

Raul movía sus orejas. Cada vez que lo hacía interrumpía nuestras agudas charlas acerca de todo lo que no está al alcance de todos; y nuestros heroes griegos rendían sus armas a la espera del final de tan grotesca habilidad para recuperar algo de atención del auditorio. Las señoritas presentes descerrajaban rabiosos aplausos de admiración a Raul al tiempo que nosotros nos preguntabamos quien y por que aplaudió por primera vez el primero que aplaudió en la historia.
Era menester matar a Raul, o al menos, cortarle las orejas.
Sucedieron tres meses de reuniones mientras Raul estaba de gira en Panama ganando dinero y mujeres de otras lenguas.A su vuelta lo emboscamos en los pasillos de la Linea A de Subterraneos, lo rodeamos y profiriendo guturales jerigonzas le asestamos veintisiete puñaladas.
Al día siguiente, en el lugar de su muerte aparecieron dolientes mensajes en ramos de flores. El Gobierno de la Ciudad licitó la construcción de un monumento de marmol de Carrara señalando el lugar y Elton John de gira por el país cambió la letra de su "Candle in the wind" para homenajearlo.
La multitud que acompañaba al cortejo liberó del yugo a los caballos que tiraban de la cureña y llevaron en andas el ataud desde el Centro de la ciudad hasta un coqueto Jardín de Paz en la zona de Pilar.
El Gobierno Nacional publicitó directivas a la Policía de no escatimar esfuerzos para dar con los culpables, mientras tanto, el Ministerio del Interior reunido con la cúpula policial, secretamente, les ordenaba diluir los esfuerzos en aras de la paz social; la estabilidad política; y la preservación del mito de Raul.
Al tiempo nos reunimos en un modesto bar frente a la entrada de la estación de Subte "Raul"(ex Callao), en Avenida "Raul"(ex Callao),en su interseccion con la Avenida Corrientes.
Nos sentamos en silencio y olvidamos las preguntas, desde la silla que sobraba, el Fantasma de Raul reía al tiempo que movía sus orejas.