miércoles, 30 de diciembre de 2015

Fantasmas


Siempre aprecié la naturalidad con la que enfrenté en el pasado ciertos hechos sobrenaturales;ciertos dones inconfesables,cierta aptitud para enfrentar los mas revulsivos pliegues de la oscuridad.Hoy, no es el caso.

Hace unos meses,en el verano, en San Clemente sentí que cuando miraba a mi derecha, con el rabillo del ojo, a mi izquierda, veía revolverse amorfas formas romas.No les dí importancia en su momento, pero lo dejé pendiente.

Vuelto a casa en la gran ciudad y con infinidad de movimiento en todo el espectro volví a sentir el fenomeno, siempre mirando a la derecha, a la izquierda, abajo.Quise sorprender mirando al frente y rapido a la izquierda y escapaban.Intente a la derecha mirar y volver los ojos con dolor para solo desaparecerlas.Tuve la seguridad que esas formas eran reales pero de otra dimension de la que sólo se me permitía ver ese atisbo inquietante.

Se repitieron de a uno en fondo todos los días sin excepción.Me parecía que eran bocas repletas de dientes que sin amenazar reían y sin embargo me asustaban.

Para descartar cualquier problema oftálmico recurrí al afamado oculista Dr.Peregomez.

Le relaté de la manera mas minuciosa los eventos y las circunstancias;le entregué la angustia que roía mi corazón; le dije todo.

El Dr.,luego de escucharme atentamente y valorar la sinceridad de mi confesión, se abrió y dejando de lado todos los prejuicios me confesó que a el le pasaba lo mismo pero en el lado contrario.Es decir,Peregomez, aún envuelto en la toga del sapiente admitía la veracidad de mis dichos y los fortalecía admitiendo que a el le pasaba pero del lado derecho, abajo.

Llegamos a la conclusión que era menester involucrarnos totalmente en el asunto para dilucidar este extraño enigma que nos comprendía.

Peregomez abandonó a su familia y se vino a vivir conmigo a un dos ambientes en Triunvirato y Gandara.Investigabamos la teoría de complementarnos y ver lo que con el rabillo el otro no podía.
Como el sistema no funcionaba estando frente a frente, pasabamos las noches lado a lado en el balcón como dos vigías lombardos abarcando.

Ante la falta de resultados optamos por abrazarnos y frotarnos y revolear los ojos como para conjurar a esa formas que aún tanto nos torturan; tratar de lograr en esta simbiosis y ver con claridad las formas que nos angustian.

Y a pesar de todo nuestro esfuerzo, a los ojos de los demas, somos putos.
La gente ve fantasmas.