miércoles, 31 de marzo de 2010

La Decadencia (Boston. 1995)

La Humanidad (las mayúsculas son solo para diferenciar el vocablo de otro que refiere al cuerpo,no se trata de importancias) en su acelerada carrera a la autodestrucción, agotando fases mucho más rápido que otros seres que gobernaron la Tierra,en su inmensa estupidez, obvió, o tal vez no valoró el hecho de haber sido agraciada con lo que podríamos definir como Etapas. Estas Etapas eran las llaves para el desarrollo de su futuro, las herramientas fundamentales en el camino a la madurez de la especie, los escalones ineludibles hacia la realización,para llegar a esa meseta utópica y anhelada de vivir de ahora en más sin necesidad de subir, sin posibilidad de bajar.Entonces sucede que al no haber tenido conciencia que la individualidad no necesariamente significa segregación y digo más, que hasta el ser mas oscuro en la multitud tiene su parte y contraparte y necesita relacionarse con ellas o con el medio que le da sustento.Podemos adjudicarnos la potestad de decir sin temor al ridículo que hasta las plantas hermafroditas necesitan de alguien, aunque sea de ellas mismas.Hoy los jóvenes de edad han perdido de vista que esa ETAPA es la de la creación; de la hipótesis,la mas propicia a la prueba y al error. Hoy creen que lo suyo es sólo un tránsito a la adultez, un período de espera, un capricho del tiempo que les impide ser adultos tan rápido como ellos creen que es menester,necesario.Y es aquí donde radica la fisura que desmoronará en breve cualquier esperanza de elevación.
Hoy por hoy, los jóvenes son la desesperanza del mundo, y como todo asesino psicótico, no quiere saberlo.